Normas

  • No pierdas la calma. La furia solo te hace ver ridículo, desesperado, incapaz y balbuceante. Si te caldea alguno de mis ensayos o las ideas de algunos comentaristas, aléjate, reposa, piensa tu respuesta y regresa.
  • No publiques con odio. Si el único argumento que tienes disponible es ad hominem, es decir, se refiere a la persona que expone la idea y no a la idea misma, ahórrate el comentario.
  • Lee y discute sin mala fe. Dame y dale a los comentaristas el beneficio de la duda. Debate conmigo o con los comentaristas antes de arribar a conclusiones sobre posibles motivos, vicios o puntos ciegos. Y aún entonces, refuta con elegancia.
  • Contribuye a crear conocimiento. Si no tienes nada positivo que decir, y lo negativo que sí puedes ofrecer no puedes proponerlo de manera constructiva, ¿para que perder el tiempo publicándolo?
  • No es obligado entrar y comentar en este blog. Si no estás de acuerdo con lo que aparece en el blog, detestas los comentarios y, en suma, te desagrada esta página, tienes la entera libertad de abandonarla.
  • Ten buen sentido del humor. Aprende a reconocer cuando la cosa va en serio y cuando va de burla. Mi blog es para lectores y lectoras avanzados y para principiantes motivados y de mente abierta. Posiblemente la pasen muy mal los fanáticos, los dogmáticos, gente muy religiosa, conservadora o de mente cerrada. Irritan los comentaristas que juzgan a los demás de acuerdo con preceptos morales que ellos mismos erigen y que buscan imponerse por principio, no por la lógica de sus argumentos.
  • No te desesperes. No publiques más de una vez. Me toma un tiempo moderar los comentarios. Si repites tus publicaciones acabarás por insertarte tú mismo en mi bandeja de spam. Si tu comentario no aparece publicado en tres o cuatro días, seguramente consideré que no aportaba a la discusión y lo rechacé. Esto casi nunca pasa, pero pasa.

 

Asistente de Pedro Cabiya