El arte, en especial el cine y la literatura, supone la creación de una experiencia artificial que posea la virtud de transformar. Al final de un buen libro, al cabo de una buena película, luego de, en suma, atravesar el universo de la historia que nos ha sido contada, emergemos del otro lado transformados. Somos otros, deseamos nuevas cosas, manejamos una perspectiva diferente, salimos con la cabeza hinchada de nuevas ideas y con la inclinación de atrevernos a incursionar en nuevas aventuras. Nos dormimos dándole vueltas en la cabeza a los episodios que más nos impactaron y nos entregamos, cuerpo y alma, a explorar las posibilidades de lo que hubiéramos hecho si hubiéramos estado en el lugar de tal o cual personaje.

Una historia que no logre esto no merece la pena verla, escucharla o leerla. Read more →